El agotamiento al volante puede llegar en cualquier momento del día. Comúnmente se hace presente en la noche y suelen ser los instantes que resultan más preocupantes, pero la realidad es que dependiendo de los recorridos que se hayan hecho, cómo se esté dando de tensionante el viaje y lo que se haya descansado previamente, es que se resistirá o no el recorrido que haya que hacer.
Muchas veces se inicia un trayecto plagado de energía y no se piensa en la posibilidad de que ese ímpetu con el que se comenzó a viajar decaiga. Sin embargo, la realidad demuestra que la atención puede variar durante la conducción y mucho tendrá que ver con ello el hecho manifestarse el cansancio.
Cuando se está cansado mientras se maneja es necesario detener la marcha del vehículo y recuperar la energía perdida. Es por ello que hay ciertos signos que tienen que alertarnos como principios básicos que nos están queriendo decir que el cansancio se ha apoderado de nuestro volante y que de no prestar la debida atención se podría llegar a tener un accidente.
Entre las manifestaciones que tienen que alertarte se encuentran:
- Dificultad para mantener los ojos abiertos o la cabeza en alto: si por momentos sentís la necesidad de cerrar los ojos aunque sea por un instante, es que necesitás tomar un descanso. Llegará un momento en que el cierre de tus ojos no será consciente y ese puede ser un momento fatal.
- El bostezo o frote de los ojos insistentemente: tanto el bostezo, como esa acción tan propia del cansancio que es frotarse los ojos, suelen movimientos inconscientes. Cuando se reiteran al punto de que notás la cantidad de veces que lo hacés es porque el cansancio ya no es fácil de controlar y exige una detención del vehículo que te encuentres manejando.
- Salirse del carril o pegarse demasiado a otros autos: de pronto te das cuenta que no controlás por completo el espacio en el que te encontrás y antes de que produzcas un accidente tenés que darte cuenta de que si no podés gestionar un viaje ordenado y un correcto avance respetando tiempos y espacios es porque tu atención no se encuentra al cien por ciento.
- Encender la radio, bajar la ventanilla o sentir la necesidad de que el aire acondicionado te alerte: sin duda que tanto la radio como el viento golpeando el rostro pueden ser búsquedas desesperados para no caer en el sueño profundo. Sin embargo no suelen ser impulsos suficientes por lo que la sugerencia es que cuando se quiera acudir a este tipo de “despertadores” lo mejor será dejar de conducir por un rato y descansar correctamente.
- Sentir inquietud, irritabilidad o agresividad: cuando no lográs mantener la calma o muchas veces sentís que las piernas no te responden adecuadamente porque necesitarías estirarlas y esta imposibilidad te hace moverte o enojarte con la situación que estás viviendo es probable que necesites hacer un alto en la conducción y descansar, al menos estirando las piernas y distendiendo la atención.
¿Te ha pasado que el cansancio te ha vencido durante el viaje y no has notado a tiempo que tenías que detener el vehículo? ¿Qué decidiste hacer?