Existen algunos vehículos que pueden incorporarse a la clasificación de autos ecológicos o amigables con el medio ambiente por el bajo nivel de contaminación que propagan con su uso y por la propuesta que ofrecen en relación con el combustible que utilizan o la manera en que funcionan.
Cada vez se difunden más entre los habitantes estos tipos de unidades vehiculares y la razón de la creciente demanda tiene su respaldo no solo en la búsqueda de frenar el calentamiento global y contribuir de alguna manera con el cambio o protección de la corteza terrestre sino también por el aumento del precio que en los combustibles se ha ido produciendo a lo largo de los años.
Adhesiones a la movida ecologista y funcional
La fabricación de vehículos amigables con el medio ambiente ha ido avanzando no solo en la cantidad de diseños sino que también se han ido concretando versiones cada vez más eficientes en relación con el reto que se habían planteado: la sustentabilidad y el ahorro.
Los gases que emiten los vehículos han estado incrementando los niveles del efecto invernadero y al haberse observado una respuesta lenta en el cambio de fabricación de las unidades pronto se dio la voz de alerta. Lo primero que se realizó fue pensar en fuentes de energía alternativas a las provenientes de los hidrocarburos. Y es en ese camino en que se dio con los autos que se movilizaban por Hidrógeno, por un lado, y los autos eléctricos, por otro.
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Necesidad de poner el objetivo en el centro
También la producción de estos vehículos de energía alternativa tenía que reformarse para que durante su forjado no se cayera en más gasto energético e impacto ambiental que el que ocurría con la fabricación de los autos tradicionales.
Resultaba que, por un lado se ahorraba en el efecto contaminante pero que, por otra parte, la mirada no estaba puesta en el foco que es, en definitiva, el cuidado del planeta para con las generaciones futuras.
Un caso que hizo esta problemática visible fue el del auto Toyota Prius cuya particularidad era la de producir menos Dióxido de Carbono y menos combustión del motor pero que, para su funcionamiento requería de baterías que se obtienen de minas que resultan mucho más contaminantes que el propio vehículo en sí.
El dilema no se ha cerrado y el camino que ya se inició exige una nueva ruta para alcanzar nuevos fines. La necesidad de los autos ecológicos es un hecho y llegar a modelos realmente sustentables tiene que ser una meta para muchas de las automotrices.