Si se piensa en la manera de mantener un auto con condiciones visibles de seguridad, la suspensión es una zona que debe tenerse en cuenta. Su formación queda establecida a través de elementos elásticos que conectan ruedas y ejes con las partes del vehículo que no tocan el suelo y que provocan así la suspensión. Todas las irregularidades del terreno quedan absorbidas por el sistema de suspensión y, de esta manera, se garantiza la comodidad de los ocupantes.
Si no se cuida el sistema de suspensión, el auto puede salirse de la vía por la que transita por más nuevos que estén los neumáticos y las consecuencias pueden ser muy altas. Tal es así que se impone la necesidad de conocer no sólo cómo funciona este sector del vehículo sino que también se busca alertar sobre el límite del desgaste que debería considerarse antes de llegar a un accidente.
Análisis del funcionamiento
Hay varios tipos de sistemas de suspensión pero los componentes claves son el muelle y el amortiguador. En el momento en que la rueda toma contacto con una zona irregular de un terreno es el muelle el que se comprime y que absorbe esa irregularidad. Cuando finaliza esa compresión, el muelle se expande y se asegura así el contacto del vehículo con el terreno.
Si el muelle llegara a trabajar de manera aislada generaría un rebote que ocasionaría, por consiguiente, un movimiento vehicular incómodo para los ocupantes. Para evitar eso el muelle se complementa con el amortiguador. En el interior del amortiguador se encuentran por lo menos dos cámaras rellenas con un fluido y están comunicadas por unos pequeños orificios.
Cuando el muelle se mueve es el fluido el que pasa de una cámara a otra haciendo más lento el rebote del muelle.
[Tweet “”El desgaste del sistema de suspensión se va produciendo de manera progresivo, revisálo!””]
Lo que más se daña de todo este equipo no son los muelles sino más bien los amortiguadores. Cuando estos están gastados, el fluido pasa con más velocidad de una cámara a otra, el muelle así rebota y el vehículo se convierte en una pieza incontrolable en el contacto con la superficie del terreno.
Cómo notar el desgaste
El desgaste del sistema de suspensión se va produciendo de manera progresivo. Eso dificulta un poco el trabajo sobre el reemplazo de las piezas porque, en apariencia, uno se va acostumbrando al andar aunque sea más incómodo. Tal es así que la manera más propia para la prevención es la revisión de los elementos que componen este sistema y la conciencia sobre el uso que se le va dando.
Si se suele hacer recorridos a gran velocidad por terrenos deteriorados se sabe que no se llegará con el sistema de suspensión en buen estado en el corto plazo. Es importante destacar que los sistemas de suspensión hoy cuentan con una resistencia que no puede ser evaluada ni interpretada de manera manual. Es por ello que se debe tomar registro del kilometraje del vehículo y hacer una revisión en taller mecánico cada 20 mil kilómetros puesto que la vida útil de los amortiguadores ronda entre los 60 mil y los 80 mil kilómetros.
¿Por qué es importante controlar el sistema de suspensión?
Todos los movimientos afectan al sistema de suspensión y si no se le hacen evaluaciones periódicas el vehículo puede sorprender con una falla en el momento menos inesperado y causar roturas no solo en los componentes antes descritos sino también en muchos otros directamente relacionados. En los autos con mayor antigüedad es más propio encontrar fallas en el este sector.
Además la inestabilidad es una amenaza potencial al resto de los vehículos que se encuentren transitando y se pueden causar accidentes
Por ello, agendar una visita al mecánico en la que se ponga a prueba cómo se encuentra funcionando el sistema de suspensión no es algo que deba dejarse pasar si se quiere mantener el vehículo en condiciones y se quiere trabajar por la propia seguridad y la del resto de los conductores.
¿Ya revisaste el sistema de suspensión de tu vehículo?