Machismo al volante: ¿qué agresiones identifican las mujeres en Argentina?

Una encuesta realizada por 123Seguro revela que el 63% de las conductoras argentinas perciben actitudes machistas cotidianamente y el 75% de ellas ha sufrido alguna expresión de micromachismo. 

Ya está muy entrado el siglo XXI y aún prevalecen acciones que se concretan en micromachismos normalizados en múltiples ámbitos. Las mujeres que conducen vehículos no están exentas de estas expresiones de violencia de género, por el contrario,  deben enfrentarse cotidianamente con frases como “Cuidado, mujer al volante” o “ellas no saben conducir”. 

Los atavismos que derivan en micromachismo no abonan a la búsqueda de una sociedad equitativa, por el contrario, generan condiciones de inseguridad y pueden mermar las oportunidades laborales y de proyección para las mujeres.    

¿Qué micromachismos identifican las conductoras en Argentina? 

123Seguro realizó un sondeo entre las conductoras de vehículos en la Argentina, el cual pone en relieve las condiciones de inequidad que prevalecen y se manifiestan en diversas expresiones micromachistas. El estudio muestra que el 51% de ellas ha sufrido algún tipo de actitud machista, entre ellas, insultos o agresiones verbales (en su mayoría relacionadas al género), bocinazos y malas maniobras.

Acerca de las oportunidades laborales que existen en el ámbito de la conducción de vehículos, si bien el 87% de ellas considera que ha aumentado la cantidad de mujeres al volante durante los últimos diez años, sólo el 28 % de las mujeres en Argentina cuenta con un registro para conducir vehículos particulares o de manera profesional. 

Sobre la violencia en el tránsito, el 60% de las consultadas se han sentido vulnerables hacia micromachismos en algunas ocasiones, mientras que el 16% de ellas lo ha percibido frecuentemente. Tales expresiones son: subestimar sus capacidades como conductora (87%), la no obtención de oportunidades laborales (9%) y  mansplaining (4%).   

¿Qué son los micromachismos? 

En el entorno patriarcal que ha prevalecido a lo largo de los tiempos, la violencia hacia las mujeres se ha afianzado a través de maltratos de índole psicológico, física, sexual o económica  entre otras, todos a diferentes intensidades. El término micromachismo fue propuesto por el psicoterapeuta Luis Bonino y funciona para referirse a aquellas formas de violencia de género o misoginia que en muchas ocasiones resultan imperceptibles por su sutileza o por su grado de normalización.

Los maltratos de baja frecuencia que se traducen en micromachismos implican acciones casi imperceptibles y se refuerzan con ideas muy arraigadas acerca de que ellas “no son capaces” de realizar ciertas actividades o lo hacen con deficiencias. Así, el entorno de equidad para las mujeres que conducen vehículos se ve mermado con actitudes de micromachismos, como las que mencionan a continuación.   

  • Mansplaining (acción de explicar algo asumiendo que la otra persona no lo sabe o le cuesta entenderlo). Por ejemplo, dar consejos no solicitados sobre cómo maniobrar un auto.      
  • Asumir que las mujeres no saben conducir.  Un micromachismo muy arraigado consiste en pensar que las mujeres poseen una menor capacidad para manejar 
  • Preferir que un hombre sea quien esté al volante antes que una mujer.

Los riesgos de los micromachismos para las mujeres conductoras 

En todo tejido social, la falta de equidad trae consecuencias altamente nocivas. En el caso de la prevalencia de micromachismos estas pueden derivar en falta de oportunidades laborales y diferencias económicas entre hombre y mujeres. En el entorno de las mujeres que conducen algunas consecuencias son:  

  • Agresiones en ruta. Son frecuentes las agresiones verbales hacia las mujeres dentro de los entornos viales cotidianos. Los cerrones y los sonidos de bocinas de los autos tampoco están exentos y sobra decir que ponen en riesgo la integridad de todos. 
  • No estar preparadas ante eventualidades. La idea que prevalece acerca de que los hombres son quienes dominan en los entornos viales puede provocar que ellas no decidan estar preparadas ante eventualidades, tales como averías, accidentes u otros problemas de tránsito. 
  • Problemas de autoestima. Muchas mujeres corren el riesgo de asumirse como “no aptas para conducir”, por lo que les puede costar un esfuerzo extra llegar a hacerlo. Esto resta a su autoestima.      

Esto se convierte en un caldo de cultivo para la normalización de violencia de género en todas su expresiones, la cual puede derivar, en los casos más graves, en el engrosamiento de las tasas de feminicidios (en América Latina, datos de la Cepal consignan iguales o superiores a una víctima de feminicidio por cada 100 mil mujeres). Por eso, es urgente saber identificar y erradicar las expresiones micromachistas que, como en múltiples ámbitos, continúan existiendo para las mujeres que conducen vehículos.  

 

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